Había una vez una chica joven, llamada María,
que tenía desde que nació un problema en ambas manos. El problema eran unas
malformaciones en los dedos. Ella podía hacer una vida normal, aunque no realizaba
los mismos gestos con las manos que alguien sin ningún problema.
Al comenzar el colegio la gente que le
rodeaba la trataba como a uno más, jugaban juntos, coloreaban juntos y reían
juntos. Pero poco a poco todo empezó a cambiar. Los mismos compañeros que
jugaban con ella de pequeños sin que les importara su defecto físico, ahora la
rechazaban y no solo eso, sino que se reían de ella.
María no tuvo más remedio que aceptar estar
sola, hasta que una mañana una chica se le acercó y su vida comenzó a cambiar.
La chica había observado como los demás
chicos la marginaban. Ella quiso cambiarlo, haciéndose su amiga y ayudándola.
María lo agradeció, pues necesitaba una persona que la entendiese. Y gracias a
esta chica, Alicia, María superó el miedo a que la rechazaran por sus
diferencias.
Los demás chicos de la clase vieron como María
era una chica normal, como ellos, que, aunque tenía las manos deformadas, reía y
opinaba como ellos. Así todos comenzaron a acercase a ella y a formar una muy
bonita amistad.
El valor
moral: En la vida la tolerancia y el respeto deben ser una base importante
de nuestro día a día. No hay que juzgar sin conocer. Todos debemos ser como
Alicia, tenemos que saber respetar, y conocer a aquellas personas distintas
como María, para poder juzgarla.
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